«No queremos que nuestra hija sepa que fue concebida mediante una donación. Preferimos que sea un secreto», confiesan algunas parejas con sinceridad.
Este deseo de mantener el secreto suele estar motivado por temores profundos:
La madre teme no ser vista como la «verdadera» madre si su hija descubre que no comparten vínculo genético.
La pareja desea que su familia no se perciba diferente a las demás.
No saben cómo abordar el tema ni cuándo es el momento adecuado para hacerlo.
Al principio, ocultar la verdad puede parecer más sencillo. Sin embargo, las investigaciones actuales sugieren que la apertura y la honestidad fortalecen los lazos familiares y benefician el bienestar emocional de todos los miembros. La American Society for Reproductive Medicine (ASRM) destaca que asumir con naturalidad la formación de una familia mediante donación aumenta las probabilidades de criar hijos felices y seguros.
Durante el proceso de ovodonación, es frecuente que uno o ambos miembros de la pareja experimenten:
Duelo genético: tristeza o sensación de pérdida al no transmitir la propia carga genética.
Miedo a no sentirse «padre o madre real».
Dudas sobre cómo afectará esto al vínculo con el hijo/a.
Desajustes en los ritmos emocionales: uno se siente listo y el otro aún necesita tiempo.
Tensión en la comunicación o en la intimidad.
Todo esto es normal. No son señales de debilidad, sino de que os importa profundamente lo que estáis viviendo.
Estudios recientes indican que los niños informados sobre su origen por donación antes de los 7 años tienden a tener relaciones familiares más sólidas y una mejor comprensión de su identidad . Por el contrario, descubrirlo en la adolescencia o adultez puede generar sentimientos de traición y confusión.
Además, con el auge de las pruebas genéticas y las redes sociales, es cada vez más probable que los hijos descubran su origen por otros medios. Por ello, muchos expertos recomiendan que sean los propios padres quienes compartan esta información de manera abierta y amorosa.
Es natural tener inquietudes sobre cómo y cuándo hablar del tema. A continuación, te propongo un ejercicio para reflexionar en pareja:
Evalúa tus sentimientos: califica del 0 al 10 tu nivel de acuerdo con las siguientes afirmaciones:
Me preocupa que mi hijo/a se sienta diferente al saber sobre su concepción.
Temo no ser considerado/a un padre/madre legítimo/a.
Me inquieta cómo reaccionará nuestra familia o entorno social.
No sé cómo ni cuándo abordar este tema con mi hijo/a.
Comparte y dialoga: una vez que ambos hayan reflexionado, compartan sus respuestas y hablen sobre las áreas donde sienten más inquietud.
Busca apoyo si lo necesitas: si surgen emociones intensas o dudas persistentes, considera acudir a un profesional especializado en fertilidad o psicología familiar.
Hablad con sinceridad, pero sin juicio. Aceptad que podéis tener miedos distintos, tiempos distintos… y eso no os hace menos compatibles.
“No pienso como tú, pero te escucho y quiero caminar a tu lado.”
La ovodonación es una decisión que afecta profundamente a ambos. Aseguraos de que no hay imposiciones ni silencios incómodos. Ambas voces cuentan.
Una psicóloga especializada en fertilidad puede acompañaros con herramientas emocionales, validar lo que sentís y ayudaros a crecer como equipo.
No dejéis que la fertilidad lo ocupe todo. Planificad momentos de pareja, hablad de otros temas, buscad el placer, la conexión y el sentido del humor.
Algunos sienten alivio, otros tristeza. Algunos conectan con el proceso enseguida, otros necesitan meses. Lo importante es acompañarse en esa diferencia.
Tomaos un momento para responder (por separado y luego juntos) a estas preguntas:
¿Qué significa para mí ser madre/padre?
¿Qué pierdo al no aportar carga genética? ¿Y qué gano?
¿Cómo me siento con la idea de que otra persona (la donante) haya participado?
¿Qué necesito de mi pareja durante este proceso?
¿Qué me asusta de este camino?
Formar una familia mediante donación es una expresión de amor y deseo profundo de ser padres. Hablar abiertamente sobre ello no solo fortalece los lazos familiares, sino que también brinda a los hijos una comprensión clara y positiva de su origen. Recuerda, no estás solo/a en este camino; hay recursos y comunidades dispuestas a apoyarte en cada paso.