¿Te estás planteando ser padre y quieres entender tu fertilidad? Estos exámenes son esenciales para conocer el estado de tu salud reproductiva y diseñar un tratamiento eficaz y personalizado.
Aunque durante mucho tiempo se ha puesto el foco solo en la fertilidad femenina, el factor masculino está presente en aproximadamente el 40 % de los casos de infertilidad.
Realizar estos exámenes permite:
Detectar posibles alteraciones en el semen.
Conocer la calidad y cantidad de espermatozoides.
Identificar posibles infecciones u obstrucciones.
Establecer el tratamiento más adecuado.
Una buena evaluación ahorra tiempo, incertidumbre y mejora las tasas de éxito.
El espermograma es un análisis esencial de la morfología de los espermatozoides, que incluye la cabeza, el flagelo y la pieza intermedia. La clasificación de Kruger, recomendada por la OMS, permite identificar anomalías. Un porcentaje del 4 % de espermatozoides típicos se considera normal. Descubre más detalles sobre este análisis crucial para evaluar la fertilidad masculina en nuestra página dedicada al espermograma.
Se trata del estudio más básico y necesario. Evalúa:
Concentración de espermatozoides.
Motilidad (movimiento).
Morfología (forma).
Volumen, pH y viscosidad del semen.
Se recomienda abstinencia sexual de entre 2 y 5 días antes del análisis.
La fragmentación del ADN espermático es un factor a menudo subestimado en los problemas de fertilidad. Puede ser causada por factores internos como un empaquetamiento anormal del material genético o radicales libres, o externos como fiebre, tabaquismo o contaminación. Una alta fragmentación puede llevar a fallos reproductivos y está vinculada a la infertilidad inexplicada.
Descubre cómo detectar estas lesiones mediante técnicas especializadas en nuestra página dedicada al test de fragmentación del ADN espermático.
Este test analiza la integridad del material genético de los espermatozoides.
Es útil en casos de:
Fallos de fecundación o de implantación.
Abortos recurrentes.
Edad avanzada del varón.
Exposición a tóxicos, estrés o calor testicular.
Una fragmentación alta puede afectar la calidad del embrión, aunque los parámetros del seminograma sean normales.
Permite detectar infecciones que pueden alterar la calidad del semen o interferir en el proceso reproductivo.
Es clave si hay síntomas urinarios o antecedentes de prostatitis.
Se solicita en casos de alteraciones graves del semen o antecedentes familiares de enfermedades genéticas.
Estudia el número y la estructura de los cromosomas.
Ayuda a detectar varicocele, quistes, obstrucciones o anomalías estructurales.
La azoospermia es la ausencia total de espermatozoides en el eyaculado. Existen dos tipos:
Obstructiva: los testículos producen espermatozoides pero hay una obstrucción que impide su salida. Puede resolverse con cirugía o biopsia.
No obstructiva: hay una alteración en la producción testicular. En algunos casos, se pueden recuperar espermatozoides mediante biopsia testicular (TESE o micro-TESE).
Aunque el diagnóstico impacte, hoy en día la medicina reproductiva ofrece soluciones avanzadas incluso en casos complejos.
Sí. Algunos cambios de estilo de vida pueden mejorar la calidad del semen:
Alimentación equilibrada.
Evitar tabaco, alcohol y anabolizantes.
Control del estrés.
Evitar calor excesivo en los testículos (baños calientes, portátil en las piernas…).
Suplementación bajo control médico.
Además, si el semen no permite lograr el embarazo, existen opciones como el uso de donante de esperma o fecundación con ICSI.
Los exámenes de fertilidad masculina son indispensables, sencillos y muy informativos. Permiten entender el papel del hombre en el proceso reproductivo y tomar decisiones con seguridad y acompañamiento profesional.